Presentación de la materia y objetivos

SOCIOLOGÍA DEL ARTE. PRODUCCIÓN Y CIRCULACIÓN DE ARTES VISUALES Y LITERATURA EN ARGENTINA. Año 2014.

Docente: Dra. Mariana Cerviño. JTP: Gabriela Alatsis. Ayudante: Luisina Gentile.

Sociología especial. Materia cuatrimestral de cuatro horas semanales (Teóricos: 2 hs.; Prácticos: 2 hs. ). Cuatrimestre y año de dictado: Segundo cuatrimestre de 2014.

 

El objetivo de la materia es brindar herramientas teóricas y metodológicas para analizar la producción, circulación y el consumo de bienes artísticos y literarios, en Argentina, desde la perspectiva específica de la sociología del arte.

 

–        Objetivos específicos:

  • Proponer a partir de una tradición de textos provenientes de la sociología local e internacional un abordaje de la especificidad de los universos de producción y circulación de bienes simbólicos. Proporcionar herramientas de análisis para esta problemática tomando especialmente el campo de las artes visuales y el de la literatura.
  • Conocer los conceptos fundamentales de las principales perspectivas de la sociología del arte y de la literatura, teniendo en cuenta los contextos y las condiciones históricas de su elaboración
  • Analizar críticamente los debates contemporáneos sobre los diferentes modos de estudiar y entender la producción y circulación artísticas.
  • Utilizar las diversas herramientas teórico- metodológicas para abordar investigaciones concretas sobre los artistas y sus producciones.
  • Problematizar el cruce entre arte y política teniendo en cuenta los diferentes modos en que esta problemática ha sido estudiada.

Justificación

A pesar de que autores clásicos (Becker; 1982, Bourdieu; 1995, Elías; 1998) se han interesado especialmente en la problemática de la producción cultural, puede decirse que la sociología argentina ha prestado poca atención al mundo artístico como campo de investigación científica. Una selección de textos que conisderamos clave en la sociología argentina, permite reconstruir, empero, una incipiente e inspiradora tradición. Cabe mencionar entre éstos los textos del porofesor Juan Carlos Portantiero, Jaime Rest, y Adolfo Prieto[1], cuyas investigaciones sobre escritores y público incorporaron tempranamente la teoría sociológica mediante la cual plantearon preguntas acerca del vínculo entre las obras y sus productores y público. La crítica literaria fue enriquecida con las preguntas sobre la propiedades sociales de esos grupos. Se trata del período de constitución de la carrera de sociología, en el cual estos destacados autores, atraidos por la producción cultural poderosa de los años sesenta, se vieron igualmente seducidos por la novedosa teoría sociológica que conocían de la mano del profesor Germani cuando dictaba sus clases en la Facultad de Filosofía y Letras. En sus investigaciones incorporaron nociones de la naciente ciencia a la crítica cultural y literaria, por entonces en su apogeo en la facultad de Letras de la UBA de los años cincuenta y sesenta. La distribución jerarquizada de los problemas considerados relavantes para América Latina, impidieron que ese legado fuera fecundo en el interior de las ciencias sociales, siendo recuperado en cambio por los investigadores más destacados de la cultura argentina no sociólogos: Beatriz Sarlo, Carlos Altamirano, Teresa Gramuglio, entre otros.

Pero a pesar de lo pionero de esos estudios, esa línea de trabajos tuvo excasa descendencia en la sociología propiemente dicha. A partir de la década del setenta la problemática de los intelectuales en general y de los artistas en particular, devino marginal en la jerrquía de intereses académicos en Argentina. Tres antecedentes que proponemos recuperar, constituyen, en la generación que sigue a la antes mencionada, una excepción dentro del panorama mencionado. Motivados (y en los dos primeros casos encargados por la institución) en los tres casos por la vanguardia artística vinculada al Instituto Di Tella, las artes visuales fueron objeto de tres investigaciones sociológicas. Se trata de los trabajos de de Regina Gibaja, Slemenson y Kratochwil, y Néstor García Canclini[2]. Sus investigaciones apuntaron a establecer las propiedades sociales distintivas de los artistas de la vanguardia y del público que asistía al Instituto Di Tella. Estos trabajos permiten pensar un vínculo entre la apertura del campo cultural en los sesenta en términos de los actores que lo conformaban y la disposición de esos recién llegados a elaborar una estrategia de ruptura estética. A partir del retorno del régimen democrático, la sociología de la cultura se ocupó de los públicos o audiencias. La circulación de teóricos de la “recepción”, en detrimento de la “producción” -de sesgo marxista- en concordancia con la preocupación del gobierno democrático por la extensión del público de bienes cultuales legítimos, dio lugar a la corriente de estudios de “consumos culturales”.

En cambio, son marcadamente más numerosas las investigaciones sobre bienes culturales que provienen de otras disciplinas: la estética y la historia del arte. Este desbalance hace que la formulación de preguntas a ese espacio social particular, privilegie los debates acerca de los productos culturales, en desmedro de otras preguntas acerca del vínculo entre el tipo de bienes simbólicos y las propiedades sociales de los grupos que las producen. El objetivo es, en este sentido, proponer una interpretación de procesos culturales contemporáneos que recupere el aporte de la sociología. Asimismo, se aspira a que los aumnos planteen problemas que partan del supuesto de que existen determinaciones sociales de la acción individual. Este supuesto de la sociología permite interrogar de un modo iluminador universos marcados por la idea de acciones libres e indeterminadas.

El propósito que nos mueve es reforzar la especificidad de la sociología de la cultura retomando los aportes mencionados desde una perspectiva actual enriquecida con investigaciones producidas en otros contextos nacionales. Nos proponemos dedicar una parte de las lecturas de la materia a investigaciones pertenecientes a la sociología argentina que ha abordado al campo de los productores. Si bien, como señalamos, ésta ha tenido, hasta años recientes, una productividad más bien escasa, resulta una base vital e inspiradora para las nuveas generaciones de investigadores. En este sentido recuperamos relevantes investigaciones sobre intelectuales, ya que, en primer lugar, incluimos a los artistas y escritores como grupos específicos dentro de esa categoría de actores, y en segundo lugar, porque el objetivo principal de la materia es que los alumnos puedan construir un objeto sociológico a partir de la observción de prácticas que tienen lugar en el campo cultural

La consolidación de la disciplina fue tardía también, en la sociología de países centrales. Sólo desde los años ochenta existe en Francia la Sociología del Arte (Moulin, 1986)[3] como problemática específica diferenciada, dentro tanto de la historia del arte como de filosofía – ya sea la estética, la crítica cultural, la teoría crítica o la filosofía estético-política. Según la periodización que propone Natalie Heinich (2002), sólo puede hablarse de sociología del arte a partir de lo que la autora considera la tercera generación de estudios sobre arte, originados en realidad en otras disciplinas. Sin hacer paralelismos puntuales, en términos generales podemos decir que los trabajos que reseñamos bajo la recepción del marxismo en Argentina, estarían situados en lo que la autora denomina “estética sociológica”, proveniente de distintas vertientes del marxismo, línea que se habría ocupado del arte y la sociedad, planteando por primera vez, aunque de manera especulativa, la influencia de “la sociedad” en el arte, o viceversa.

Estas otras disciplinas, tienen representantes de peso en nuestro país y es posible que como consecuencia no deseada, han sido obstáculos para el desarrollo de otra línea de investigaciones, comenzada en nuestro país en los años sesenta, que nos interesa proponer a los alumnos en esta materia. Por esta razón, se dará importancia a ubicar la especificidad de la sociología del arte -construcción teórica del objeto, metodología, marcos conceptuales, planteamiento del problema, antecedentes, etcétera, que conformarán, a nuestro entender, un modo sociológico -aunque desde líneas de abordaje diversas- de interrogar las prácticas artísticas.

Un conjunto de investigaciones desarrolladas en Francia, a partir del marco teórico propuesto por Pierre Bourdieu, cuya teoría marca un hito en el proceso fundacional de la disciplina, tal como se utiliza hoy en día. Recuperando su perspectiva, el tipo de objetos analíticos que porpone esta cátedra, parte del supuesto de que puede identificarse, en las sociedades contemporáneas, un espacio social relativamente autónomo, donde las prácticas que tienen lugar allí están referidas a otros elementos de ese mismo espacio social e informadas por la búsqueda de un reconocimiento que le es específico: es decir, es un campo en el sentido Bourdesiano. Por supuesto invitamos a problematizar este abordaje y verificar sus alcnces y límites para cada caso empírico.

Siguiendo esa tendencia, la sociología argentina ha prestado poca atención a esta problemática. En los años sesenta, algunos autores iniciaron el camino hacia el estudio de la producción y la circulación artística, desarrollando relevamientos empíricos y análisis sobre un grupo de productores (Kratochwill y Slemenson, 1970; García Canclini, 1979) y otro sobre el público (Gibaja, 1964). Entendemos que su línea de trabajos ha sido interrumpida, en beneficio de un conjunto de investigadores que se han inclinado por consumos culturales comparados en distintos países de Latinoamérica, en sentido amplio, orientados hacia los públicos, tomando los bienes culturales en la instancia del consumo (Garcia Canclini, 1995, 1999; Wortman, 2004, 2007)

Finalmente, consideramos que la sociología del arte es una disciplina que ha sido poco aprovechada en nuestro país tanto por la sociología, como por el arte. De un lado, la sociología puede aportar una mirada que contribuya a la comprensión de las lógicas de espacio de prácticas, desde distintas teorías que piensan la acción en tanto socialmente determinada, pero pudiendo, desde este supuesto, explorar los márgenes de innovación que encuentran y producen los propios agentes. Y a la inversa, el arte puede aportar problemas de gran interés a la sociología, ya que este universo de prácticas presenta un terreno privilegiado de observación de la conflictiva articulación entre la agencia y la estructura.

 

[1]Ver bibliografía de la materia.

[2]Gibaja, R. E. (1964). El público de arte. Buenos Aires: Eudeba /Instituto Torcuato Di Tella. Kratochwill, Germán. y Slemenson, Marta (1970).Un arte de difusores. Apuntes para la comprensión de un movimiento plástico de Vanguardia en Buenos Aires, de sus creadores, sus difusores y su público. En Marsal, Juan Francisco (Dir.), El intelectual latinoamericano (pp. 171-201). Buenos Aires: Ed. Del Instituto Florida. García Canclini, Néstor (1979). La producción simbólica. Teoría y método en sociología del arte. México: Siglo Veintiuno Editores.

[3] Tomamos como referencias la cronología del Coloque international de Marseille 13-14 juin 1985, que tiene como objetivo explícito la consolidación de la disciplina, dando a conocer allí las distintas líneas de trabajo vigentes en Francia y en Estados Unidos. Asisten Howard Becker, Raymonde Moulin, Frédérique Pastureau, Antoine Hennion, y otros referentes consagrados.

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